Ventana a los 700 años de Maracaibo

Cuando salió definitivamente de funcionamiento el vetusto Puente General Rafael Urdaneta en abril de 2076, nadie imaginó que Maracaibo volvería a usar por casi 15 años el transporte fluvial para cubrir la falta de previsión de los políticos del momento.  

Afortunadamente para entonces el Lago de Maracaibo ya había sido saneado del todo, ante las abruptas protestas de los zulianos entrelazadas con los intereses de las grandes corporaciones chinas y estadounidenses que venían invirtiendo en saneamiento de reservorios de agua con baja concentración de sales en Brasil, Colombia y Venezuela, a cambio de que se les garantizara su cuota mensual de agua dulce que luego comercializaban en países “secos” pero de gran poder adquisitivo. 

Grandes buques cargaron agua dulce del lago más grande de Suramérica durante más de un siglo, recordando por momento los tiempos nefastos del siglo XX cuando cientos de buques hacían lo propio con el petróleo sin tener el más mínimo respeto por el medio ambiente.

En todo caso, cuando el negocio del transporte de agua dejó de ser rentable ante los adelantos tecnológicos en materia de desalinización, los zulianos -que para entonces ya habían intentado infructuosamente independizarse un par de veces- aplicaron cambios legislativos que impidieron que cualquier poder extranjero o nacional se volviera a apoderar de sus recursos.

Para 2091 se estrenaría, justo donde se ubicaba el antiguo coloso, el Puente Humberto Fernández Morán -construido enteramente de acero con baño de atium, el novísimo invento que otorgaba a las estructuras una proyección de vida de más de 200 años; y justo un año después, acorde a las leyes aún vigentes que impiden usar el nombre de figuras religiosas, política o militares para bautizar estructuras o regiones, se inauguraría con el nombre de Eduardo Andrés León Nava el segundo puente del mismo material pero ubicado mucho más al norte, para rendir homenaje al científico zuliano que en la segunda mitad del siglo XXI descubriera la cura definitiva para todos los tipos de cáncer (exceptuando el melanoma).

Hoy, cuando los zulianos aún se reponen del inesperado y trágico terremoto de 2221, y cumpliendo el mandato constitucional de presidir toda inauguración en el Estado, me enorgullece presentarles este nuevo puente que viene a sustituir el Humberto Fernández Morán y que lleva por nombre “Noble Pueblo Marabino” para rendir homenaje al ciudadano común de nuestra ciudad capital que dio un gran ejemplo de valentía y cultura cívica al aplicar de la mejor manera que le fue posible el plan de manejo de desastres, ampliamente difundido por nuestras instituciones públicas.

El Boulevar 5 de Julio con sus rascacielos de 80 pisos, el mundialmente famoso sistema de energía eólica y solar de la zona perimetral de la ciudad, y la mayoría de los hogares de los 7 millones y medio de marabinos no sufrieron mayores consecuencias, pero ante la nefasta realidad de que nuestro segundo gran puente no resistiera los embates del terremoto, hemos sabido acelerar los trabajos para poder inaugurar hoy 08 de septiembre de 2229 este nuevo puente con la más avanzada tecnología, como siempre lo hemos hecho los zulianos a lo largo de nuestra historia… los tiempos nunca han dejado de presentarnos retos, y nosotros nunca hemos dejado de superarlos.